viernes, 1 de agosto de 2008

Seis años


No habia reparado en aquello.

No fue hasta anoche, a las 22.10 que me di cuenta, a las 19.50 han pasado seis años desde que llegue a esta ciudad, y hoy, cumplo la misma cantidad trabajando en la misma área.


Venía por tres meses, a pagar deudas y marcharme, pensaba y veía en aquella época que valparaíso me esperaba con sus brazos abiertos, queria levantarme frente a su mar, y sentir el frio matutino de los viajeros que pasan, pero como siempre, esa ciudad se me torno esquiva, y me fui quedando, por miedo, por precario, por cobarde, y por gusto.


Esta ciudad me ha visto cambiar de objetivo, me ha visto reir y llorar como un drama teatral, me ha regalado una mujer a la que amo intensamente, me ha dado la oportunidad de creer, de tener buenos y malos amigos, me ha dado la posibilidad de vivir.


Sin duda que el saldo de todo es positivo, esta ciudad se me ha ido metiendo en las venas, pero aún despues de todo, sigo siendo el mismo provinciano, sigo mirando todo con ojos de pájaro marino, aún sigo odiando el sindrome de la florida, y a los provincianos que reniegan de su lugar de origen. Es curioso, pero en esta ciudad, los provincianos se buscan, y se reconocen......


Me ire luego? no creo.... aún esta en la mira el poder despertar en un cerro frente al mar, e ingresar como docente a alguna aula en el Plan Porteño, o quizas, irme al Sur y despertar frente al lago panguipulli y sentir el olor a humo...


Anoche despues de darme cuenta de eso, con mi hermano nos pusimos a recordar viejas canciones, de repente dio con una que tenia perdida en mi memoria, y que me acompaño en mis periodos mas oscuros y solitarios en esta ciudad, donde entraba y salia de galerias como un zoombie, sin mirar ni saber donde ir, cuando la pieza de San Miguel era un reflejo de mi alma..., si mal no recuerdo dice la vestimenta sucia de la calle, se llenara de pajaros de arcilla, quien corre y a hacia donde esta mañana, quien cambiara el brocal del cielo inmenso, metalicas palabras, versos muertos, levantan los andamios, limpian cauces.......


Hoy tengo la melodia en la cabeza, y mi hermano, esta a punto de tomar el testimonio de este caminar, puede que se venga a vivir conmigo y llegue para quedarse, en esta ciudad de extraños, de inmigrantes, de gente que la odia y la ama....


Despues de 6 años, puedo señalar que santiago no es Chile, y que si me voy, capaz que la eche de menos, pero que si, le he de agradecer el haberme empujado a que me reconozca a mi mismo como lo que soy y sere, un provinciano viviendo en terreno ajeno, un Martín Rivas menos temeroso, pero que sigue y seguirando soñando.....




lunes, 11 de febrero de 2008

Dos Años






El 13 de febrero (en dos días más) cumplo dos años con mi Úrsula.


Digo mi Úrsula porque ella es mia, así como yo soy de ella.



No imagino mis amanceres y mis atardeceres sin que ella estuviese a mi lado


Ella le ha dado sentido a mis cosas, le ha dado frescura y ha hecho que mi cara estalle en mil sonrisas de colores, y que lo que siempre vi negro y corroído, comenzase a brillar.


Es como si ella con su mirada hiciese que todas las estrellas bajaran para mi, y alumbrase este sinuoso camino que se llama vida, me devolvio la esperanza y las ganas de creer.


Hoy, al estar ad portas de cumplir dos años, siento que la amo mucho mas que el primer día, porque ya no solo es atracción intelectual y física, si no que es complicidad, es caminar de la mano, es de enfrentar con pie firme el destino, ya sea este, familia, enfermedad o desesperanza, es reirnos de lo malo y agradecer lo bueno, es sentir, respirar y y creer.


Desde que ella esta conmigo, no me he sentido mas solo, he mirado la vida con otros ojos, he visto como mis sueños se pavimentan, he apendido a quererme...


Puedo decir que no me ha dejado de saltar el corazón cuando la veo aparecer en la multitud, y que siempre cuando duerme junto a mi, me pregunto si estara soñando conmigo...
Gracias flaca por hacer que la vida sea vida, porque la fe se vuelva esperanza y porque nuestros sueños se vuelvan realidad


Sergio